La solución a la crítica situación que atraviesa el país pasa por un diálogo nacional, en el que participen los sectores de la sociedad civil, el régimen de Nicolás Maduro, el gobierno interino de Juan Guaidó y “una tercera parte conciliadora sin intereses propios”, afirmó Hassine Abassi, ex secretario general de la Unión General Tunecina de Trabajo.

“Apoyamos un diálogo nacional, pero no está de más un apoyo extranjero, pero limpio. La organización civil debe respaldar las iniciativas. Ambas partes, el chavismo y la oposición, necesitan de los todos sectores para que entren con fuerza a un diálogo fructífero”, indicó.

Abassi recibió el Premio Nobel de la Paz en 2015 por ser pieza clave en la resolución de la coyuntura que enfrentaba su país luego de la salida del dictador Zine el-Abidine Ben Ali.

Durante la conferencia La Paz en Túnez: ¿un escenario posible para Venezuela?, realizado este viernes, el sindicalista tunecino mencionó que en el encuentro que tuvo con el mandatario interino y el gobernante chavista y les trasmitió la necesidad de comenzar un proceso de negociación que permita evitar “llegar a una situación negativa y catastrófica para Venezuela”.

 

 

Afirmó que “no hay otra solución que intentar un nuevo diálogo”, en el que se tome en consideración los factores que hicieron fracasar las iniciativas anteriores: “Un dialogo venezolano–venezolano puede ser muy fructífero porque toma las necesidades del pueblo para  evitarle mayores penurias y salir de esta crisis”.

A pesar de que considera que “hay muchos ojos que siguen a Venezuela por interés propios”, debido a su extensión, posición geográfica y recursos naturales, respaldó el acercamiento que se lleva a cabo desde Noruega, debido a la credibilidad que tiene este país como mediador.

Abassi calificó de “antihumano y salvaje” las sanciones en contra del Petróleos de Venezuela y el bloqueo de activos en el extranjero y pidió a la comunidad internacional firmar un acuerdo como el suscrito en 1995 con Irak para intercambiar petróleo por alimentos: “Es lo mínimo que se puede hacer, no dejar que la gente sufra”.

El sindicalista tunecino manifestó su disposición de colaborar “como hermano, amigo y observador” en la difícil y compleja situación venezolana. “Estamos viendo esta crisis humanitaria, la huida, la migración de cientos de miles cuando Venezuela ha sido un lugar privilegiado para todo aquel que buscaba trabajo y mejorar su situación de vida”, enfatizó. 

Una experiencia para el futuro

Durante su intervención, Abassi relató la experiencia vivida en Túnez tras la caída de Ben Ali en 2011, los fuertes enfrentamientos entre partidos políticos, con el asesinato de líderes políticos debido a las diferencias ideológicas y religiosas, el crecimiento de la tasa de inflación, el desempleo y el riesgo de que conllevara a una guerra civil.

“Vimos como se convertía la revolución soñadora de una sociedad civil democrática y libre en un desastre, y tuvimos que tener una postura ante la incapacidad política del gobierno donde los partidos solo pensaban en sus intereses propios no en el futuro y el desarrollo del país”, explicó.

Ante este escenario, un grupo de organizaciones civiles, conocidas por su objetividad y transparencia, presionaron a los partidos políticos tunecinos para celebrar un diálogo en el que estuvieran presentes todos los sectores de la sociedad.

Este diálogo llevó a que las partes firmaran un acuerdo con cuatro puntos: la redacción de una nueva Constitución que garantizara los derechos de la población; la designación de un nuevo consejo electoral independiente y autónomo, que fuera considerado un ente constitucional; la reforma de la ley electoral y la conformación de un gobierno de transición, cuyo gabinete no podía postularse a las elecciones.

“En gran medida logramos resolver los problemas del momento. Ya tenemos un Parlamento electo por el pueblo y un presidente. El gran ganador fue Túnez. Y dimos un mensaje al mundo de que Túnez no es un país de asesinatos sino de paz”, sentenció.


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