En nuestro país, el desbordamiento del poder sobre la política es un nudo gordiano con el cual nos llevan a rastras hacia un sistema peligrosamente unidimensional y falto de equilibrio con toda notoriedad. Evidentemente, después de las masacres de 2017 continuamos participando forzosamente en una lucha asimétrica contra la mano invisible del narcosocialismo de Estado, que estratégicamente siempre busca autolegitimarse por vía seudoelectoral.

La precariedad económica impuesta por el régimen sobre la mayoría de la población venezolana ha sido absurdamente prolongada de manera sádica para aislar exitosamente a la nación del resto del mundo e impedir que nos sostengamos de manera autónoma con trabajo digno y productivo. A más de 200 años de aquel glorioso 19 de Abril de 1810, la  participación política del ciudadano venezolano se ha limitado a luchar contra los embates del autoritarismo y el totalitarismo.

No hemos construido ciudadanía en el término moderno de la palabra, porque vivimos confrontando permanentemente los ímpetus de sometimiento de quienes detentan el poder. En pocas palabras, no hemos alcanzado un consenso significativo para desarrollar el país que todos soñamos por la falta de confianza, cooperación y contraloría entre las fuerzas políticas y sociales del país. Esta gran debilidad fortalece a la clase del oportunista radical: millones de personas que ganan dinero, influencia y prestigio porque el régimen se ve obligado a compartirlo con ellos para mantenerse en el poder.

La iniciativa y el emprendimiento independiente han sido castrados en Venezuela. El egoísmo, la destructividad y la corrupción existentes requieren de soluciones tajantes y sin contemplaciones; tarde o temprano la justicia política se impone porque el sistema internacional está diseñado para que así sea. De hecho, las noticias hemisféricas tienen una tendencia en alza que vislumbra la disposición de cortar este nudo gordiano. Parafraseando a quienes aún están en el poder e impidieron una solución justa y democrática para nuestro país, les envío un eco de su propio eslogan: ¡Alerta, alerta que camina la espada de Bolívar por América Latina!… que viene de regreso para aplicar justicia en Venezuela.

Este mal momento que atraviesa el país no durará para siempre, quienes trabajamos día a día enfrentando las creencias limitantes, buscando nuevas posibilidades y afrontando cualquier desafío burocrático para seguir produciendo, estamos seguros de que encontraremos el espacio para difundir una visión común y la fuerza necesaria para respaldar esa visión.

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