Hoy veo con gran preocupación el futuro de nuestra Venezuela. Esta preocupación no viene generada por el temor de ver al régimen perpetuarse en el tiempo, todo lo contrario, sé que como en el día hay luz, a ellos los días que le quedan están contados, su maldad va a terminar para dar paso a nuevas opciones, a un futuro mejor.

Mi preocupación es por el día después a la salida del jumento de Miraflores y su cortejo de mal. ¿Cómo vamos a ser y actuar nosotros, los que fuimos víctimas durante tanto tiempo?

Hoy temo por tantas muestras de odio y ganas de revanchismo de muchas personas que dan rienda suelta a su bilis, no piensan, no razonan, se han convertido en jueces y verdugos. En esta breve reflexión quiero dejar claro que no abogo por el perdón para los criminales, ellos deben pagar lo que la justicia (una real, no la injusta que ha estado presente en los últimos años) dicte; lo que no creo es que nosotros los ciudadanos debamos emitir sentencias que no nos corresponden, eso no nos hace diferentes a ellos (el régimen y sus adeptos), debemos velar por que impere la ley escrita, que no se interprete a conveniencia, sino que se cumpla.

Para refundar el Estado, para reconstruir el país, es necesario la unidad de su pueblo. Para lograr esto debemos deshacer lo que principalmente el putrefacto de Sabaneta hizo… dividirnos, esto prevalece hoy; si bien es cierto que existe una inmensa mayoría que adversa al régimen, también es cierto que hasta que no nos unifiquemos como pueblo no saldremos adelante, y para esto debemos echar a un lado las diferencias que nos fueron sembradas.

Múltiples ejemplos encontramos en la historia de lo que pueden lograr los pueblos unificados, positiva y negativamente, Alemania y Japón por mencionar algunos; nosotros debemos buscar lo positivo, lo que ha servido y sirve, debemos desmitificar que somos distintos al resto de la humanidad, este mito también lo quiso impulsar el putrefacto para manipular y justificarse y de cierta manera ha prevalecido, debemos seguir el ejemplo de éxito de las sociedades donde se practica el concepto del Estado de bienestar social.

Nuestro deber y responsabilidad es ser mejores que los que han manejado el Estado en estos últimos tiempos, rescatar los valores éticos y morales es prioritario, hay que traerlos de regreso, el régimen los apartó, no les interesaba para hacer de las suyas, le era necesario corromper todo lo que estuviera a su alcance, por eso su odio a los que difieren y disienten.

Soplan vientos de cambio. Tiempos de transformaciones. Ya se nota cómo sube la marea y golpea las barquichuelas apostadas en la orilla del puerto de las esperanzas que se desvanecían.

Las pasiones impiden tomar decisiones acertadas que redunden en beneficio de todos. Cazar brujas por cazarlas no nos ayuda, todo lo contrario. Apartémonos del revanchismo y de las venganzas, demos paso a un Estado de justicia y bienestar para todos. De lo contrario notaremos entonces cómo del mismo cuero salen las correas.

Fuerza y fe.


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